DE LA VIDA I
Yo he hecho un trato con la vida:
que yo la goce de noche
y ella me goce de día
Yo he viajado más, pensando,
que el que más de los viajeros.
Las veinticuatro del día
me las paso cavilando.
Uno es como es y nada
ni nadie puede cambiarlo.
Ni los asombros primeros
ni el escultor de los años.
Juegos que uno eligió entonces,
los mismos sigue jugando.
Por muy lejos que uno caiga,
se muere en su mismo barro.
Todo pasa y todo llega.
Pero la cuestión está
en cuanto todo ha pasado
y es tarde para llegar.
Aquel tronco de caballos
y aquella finca de monte,
con el paso de los años
se han quedado en este hombre.
Dos cruces lleva en el pecho
el que pierde la partida:
la suya propia por dentro
y la del que gana encima.
Torre más o torre menos,
por campanas que no quede:
Todas las que quiera el viento.
La cara la hace la vida
y al alma la hacen las penas.
Darle la cara a la vida
es hacerle frente a ellas.
Lo que es uno vale dos
y lo que son dos son cuatro.
Esto es lo bueno que tiene
el estar siempre pensando.
Lo bueno
o lo malo.
Según pienses cuesta arriba
o imagines cuesta abajo.
Tal doler funde esta suerte
de vivir, que apenas queda
dolor para ver la muerte.
Y la muerte llega al fin
como la última esperanza
de vivir.
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