Nota literal que transcribo: del libro nº 9;
Ideas y textos varios escritos aproximadamente entre los años 1.940 y 1942. Copiados en este libro
ahora, a partir del 29 de noviembre de 1945, con ligeras correcciones en algunos de ellos.-
Carta o proyecto de ella, dirigida a algún amigo que no recuerdo:
Querido camarada: Ayer le escribí a José Mª Hernandez Rubio. Hoy a tí, por el mismo motivo.
Desde la estancia de nuestro amigo Agustín en ésa, presiento la existencia de una comunidad absurda
y gloriosa que nos liga. Una comunidad de sensaciones torpes, brillantes, delicadas y bárbaras, montada
sobre la sinceridad. Hoy, mas que nunca, el sentido poético de la vida es sentimiento profético y social.
Todos los elementos afluyen ahora hacia las mas profundas aventuras. Entre nosotros y todos los elementos puede existir una notable diferencia: la de que nosotros, muy aventuradamente, mas absurdamente incluso, vamos, sin embargo, hacia la bondad y la alegría de vivir con mas exactitud y
resolución. Sobre todo, con mas sinceridad. Tendremos tanto miedo como el que mas; pero mucho menos
sentido utilitario que el que menos. Buscamos fórmulas sencillas: repartimos entre todos, bajo el mito que corresponde a nuestro tiempo, el pan y el amor. Y no nos dejemos ganar por la rastrera comodidad
intelectiva que concluye eso de que "siempre los hechos serán los mismos". No. Los
hechos son cada vez mas hermosos, hay cada vez mas libertad, aunque acaso no cada día.
¿No te has parado a pensar que quizás nosotros, cinco o seis siglos antes, hubiéramos tenido una
estructura espiritual lo suficientemente miserable para no gozar como hoy gozamos de nuestra
proyección en las horas que se están forjando? Nuestra época, torturada por genios de todas las ramas
del pensamiento y de la guerra, solo tiene par en Atenas y en Esparta. Cuando le escribí a José Mª
lo hice en un momento en que estaba influido exclusivamente por una porción de contrariedades
personales. Ahora, que ya han pasado del pensamiento, me encuentro otra vez convertido en ese
ejemplar de hombre feliz que habla en nombre de la Creación antes que de si mismo. ¡ Ojalá siempre
pudiéramos conseguirlo ! Sentirse infinitesimal con relación al átomo y cantar la universalidad
atómica de todo lo que el pensamiento alcanza; ser granillo de tierra y alabar la plenitud de los
trigales; imaginarse hormiga y dejar marineando en el alba la bandera de una oda a los leopardos;
llegar, en suma, a lo mas pequeño para cantar desinteresada y apasionadamente lo mas grande.
¡ Ahogarnos en nuestra propia obra, que es la manera mas generosa de resplandecer íntimamente
sobre ella ! A menudo he pensado con admiración en esos hombres que al hacer la prueba de su
invento han perecido en ella. Ellos no formaron ejércitos que mandar, no compraron brazos, no
estafaron al sentido heroico de la vida...
Aquí se cortó súbitamente esta carta. ¡ Nuestro tiempo sabrá por qué !
En próximas entradas irán floreciendo los pensamientos y poemas geniales de mi padre.
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